Crónica de una "despedida"

La caminata con copa en mano y compañero de equipo por el sendero oscuro que separa la cancha de Hockey de los quinchos del predio es mi última como jugador de Juveniles. Ya de cívil y con un enorme bolso, que además de la copa mencionada anteriormente que dice "2edo Lugar", posee unos patys, una bolsa de medallas y dos trofeos para el mejor compañero y mejor jugador, que horas antes me depararon un calvario insufrible para ir a buscarlos a Morón, arriba de un 320 que se demoró una hora para salir de Camargo. Los jugadores ya iban llegando con los padres, poco a poco y combatiendo los mosquitos el predio se iba llenando para lo que iba a ser una entrega de premios digna para coronar el fin de año. Mientras patys, chorizos y algún que otro vacío se asaban al fuego de la parrila, que iban controlando meticulosamente algunos papás, los más chiquitos se dedicaban a hacer un picado en la canchita de al lado de la casa de Roberto (quizás el mejor remedio para combatir el fuerte embate de mosquitos que parecían una tropa napoleónica dispuesta a conquistar el predio). Los más grandes preferían evadir a los insectos gracias a la colaboración de una señora, que donaba repelente en crema a los jugadores, mientras Pablo Silva optaba por hacer un fuego evasor. Los patys estaban y luego de la comida llegaba el turno de la entrega de premios, esa que a pesar de lo chiquita que era la mesa de premiación tenía dos copas (vaya paradoja). Primero fue el turno de la 97-98, esos chiquitos de 11 años que no ganaron ningún partido pero que sábado tras sábado asistieron a jugar cada encuentro y que por supuesto a más de un padre a la hora de entregar la medalla se le estuvo por caer una lágrima. Luego los CAMPEONES, así es. Los únicos que terminaron en primer lugar de todas las categorías del club y que con sus 12 años mostraban el orgullo de serlo y demostrar que hay futuro a pesar de todo. Después la 93-94, que terminaron en 5 to lugar y con dos partidos menos, producto de las lluvias que derivaron en ese "final" de campeonato, y para lo último nosotros los que salimos segundos pero somos justos CAMPEONES. Sí ,nosotros, los JUVENILES, si alguién quizás me decía el año pasado que volviera al club le contestaba: "Estás en pedo, no jodás". Pero Taba una vez me lo dijo en Banco Ciudad allá por principios de 2008 y me generó la duda y luego Fer me vino a buscar ya a principios del 2009 y seguí vacilando hasta que dije sí. Ahí ya no había vuelta atrás, me enojé, putié, me pelié y además hize lo que pude por lograr sacar a los Juveniles adelante y no es que fuí el único, no puedo olvidarme de Pablo Silva, una excelente persona que vuelvo a repetir, era uno más de nosotros, no puedo olvidarme de Germán, ese tipo que por las cosas del club la conocí el viernes en la entrega y que siempre nos dió una mano yendo a la Liga todos los martes y cuando el dinero falto él estuvo ahí. Sin dudas cuando lo tuve ahí cerca me dieron ganarle de darle un abrazo, por eso una medalla para él también igual que Pablo. A Fer, que juega hace años y fue otro de los que "se quedaba sin crédito viernes tras viernes para avisarles a los 18 que llegamos a ser a fin de año (marca récord para el club) la hora a la que había que estar en los partidos". Y ahí si que largué todo, ahí sí que cuando Pablo me hizo pasar a hablar dije todo y ahí si que confirme que no me arrepiento de nada de haber vuelto, de entrenar con 4 pelotas, de que seamos 10 en la práctica y de tantas cosas más. Pero hay algo que me inquieta, estamos muy solos, somos muy pocos atrás de esto y es por eso que de Juveniles no me voy. Porque a esta categoría hay que ayudarla y si les dí una mano durante un año ahora que subo a Primera no me puedo borrar, así que la despedida es sólo como jugador, ahí estaré si la Facultad me permite por lo menos una vez por semana dando una mano (siempre y cuando podamos gestionar que Primera y Juveniles entrenen juntos) ahí me quedaré entrenando a los arqueritos. Así que muchachos, no me voy nada, sólo que por edad ya no soy jugador de la categoría pero estén seguros que si necesitan ayuda yo no les voy a dar la espalda como otros.